junio 20, 2008

Colección folio Junior del Señor de los Anillos


La imagen que se ve arriba de este comentario es una foto de las portadas de los primeros cinco libros de la edición folio junior del Señor de los Anillos en francés los derechos de autor del texto pertenecen a George Allen & Unwin Ltd, mientras que la traducción francesa realizada por F. Ledoux pertenece al editor Christian Bourgois y finalmente los derechos de las ilustraciones de Philippe Munch son de ediciones Gallimard; las ilustraciones me parecen exquisitas y más aún, si tomamos en cuenta que en cada capitulo de cada libro aparece al menos una ilustración, pues bien a falta del sexto libro me ví en la imperiosa necesidad de comprar otro libro ilustrado por Allan Lee, del mismo editor y traductor de la versión francesa. Todos y cada uno de los libros que adquirí fueron de segunda mano y los ví en una librería llamada Gibert Joseph en la ciudad de Toulouse cuando estaba buscando desesperadamente un libro de modelación y control de la máquinba asíncrona, la librería tenía seis pisos y estaba repleta, de manera que en mi búsqueda se me ocurrió buscar algo del maestro J. R. R. Tolkien y para mi grata sorpresa estaban los libros que había buscado son fortuna en Toluca y más aún, ya se imaginarán lo desorbitado de los ojos y esa sensación como de un frío que recorre la piel y enchina el cuero, pues si, ¡quería llevarmelos todos! pero ya se imaginarán que siendo estudiante y con familia es harto difícil hacerse de literatura. Pues bien, me tragué las ganas, me hice el desentendido y compré el libro técnico y a la vuelta de dos semanas como chavito regresé a comprar los 5 primeros libros del Señor de los Anillos y los adquirí al extraordinario costo de 16 francos franceses equivalentes a 2.44 euros cada uno o lo que en ese entonces representaban como 25 pesos, vaya que fue un ofertón y aún así me costó trabajo, inmediatamente me pusé a leerlos, hasta la fecha no he terminado de leer el libro técnico, sin embargo, el libro completo del Señor de los Anillos lo adquirí unos meses después a 300 francos algo así como 450 pesos, ya que me urgía terminar la historia. Como comentario extra les diré que todos los libros de segunda ¡tienen bono de garantía! Esas compras sucedieron a inicios de 1999, meses después adquirí y leí el Silmarillion y el Libro de los Cuentos Perdidos, ya tenía mis ahorros porque trabajé en el campo castrando plantas de maíz ganando el ingreso mínimo pero eso sí, registrado y con seguridad social, así que trabajé formalmente y recibí dos veces mi compensación de desempleo en el 2000 y 2001. Aunque lo que extraño era el ingreso que tenía como auxiliar de profesor (vacataire) el cual ascendia aproximadamente a ¡40 EUROS por HORA! Es en este tipo de detalles en donde se aprecia la ineptitud creada o fingida de nuestros funcionarios públicos encargados de la educación, un saludo para los que sí aportan algo a nuestro estropeado sistema educativo. Me voy a la playa con mis hijos ...y de eso si hay algo rescatable les contaré otro día. Este rollo se lo dedico a mi única lectora, ha ha ha, ¡saludos cordiales!

1 comentario:

Aisling dijo...

Gracias por la dedicatoria (aunque espero sinceramente no ser tu única lectora).

¡Qué bonitas están las portadas francesas! Se ven al mismo tiempo modernas y pulp... me encanta eso.

En el evento de Tolkien 2005 estuvieron presentes muchos de los traductores de Tolkien (lástima que los traductores al español no estaba presente) pero la verdad no recuerdo a la persona que lo hizo al francés.

Ah, y ese bonito libro de Alan Lee lo tengo en español... je, je, je... lo cargué desde las Europas en 1993, y ahorita lo tengo orgullosamente firmado por don Paco Porrúa, el editor que nos trajo a Tolkien en nuestra lengua (y su traductor en parte, bajo el pseudónimo de Luis Dómenech).

Gracias por complacer mi petición.

Por cierto, por ahí en mi entrada de los veinte años parte 12 hay una fotografía de una servidora con Alan Lee. Lástima que está muy borrosa... la persona que me hizo el favor de tomarla fue muy amable pero no sabía enfocar.